En el viaje, tuve algunos
momentos de "claridad". Desearía que esto fuese normal en
mi y en todos nosotros, pero se, con dolor, que estos son tesoros muy
poco conocidos. Esos momentos, de comprender profundamente las cosas,
se fueron tan repentinamente como aparecieron, y hoy se que tengo
mucho trabajo por delante para lograr esa comprensión a diario.
Por un lado, no soy una
persona muy intelectual, por lo que siempre me costó ordenar mis
pensamientos. Los últimos siete años intenté practicar meditación,
mirar hacia adentro, lo que recomiendo mucho. Pero, por falta de
constancia, o quizás por ese mismo caos interior donde los
pensamientos surgían y me llevaban a a pasear distraído de mi, a
veces incluso por años, nunca logré amigarme realmente con mis
procesos mentales.
La meditación, es como un
entrenamiento, que podría ser tan simple como hacer dominadas y
fortalecer los brazos, solo que es un entrenamiento de algo más
"inmaterial", algo difícil de asir. Su función es lograr
cierta concentración, entonces cuando surgen estos momentos de
discernimiento, de claridad, uno puede mantener esa atención y
seguir la punta del ovillo hasta el final. El procedimiento, es muy
simple, la mayoría utiliza la respiración, como un punto constante
al que poder asirse, y a medida que uno practica, desarrolla esa
atención y logra mantener la consciencia en la respiración por mas
tiempo entre pensamiento y pensamiento. Así, va entrenando ese
"musculo".
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“Haciendo que medito” en el Parque Nacional Monte León. Lo esencial son los pensamientos, podemos pasarnos horas en esa posición y no cambiar nada si no le dedicamos la atención a la mente.
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El solo practicar esto
unos minutos todos los días ayuda mucho, pero si uno se "dispersa"
el resto del día, ese musculo nunca va a fortalecerse realmente.
Entonces, lo que se hace, es aplicar esta consciencia a cada momento
de la vida diaria, ya sea estemos trabajando, comiendo, o evacuando
el vientre, ponemos nuestra atención en cada uno de esos actos, y
así.
Para los que si tienen el
don de una mente perspicaz, esto puede sonar muy sencillo, en teoría,
pero tener la suficiente voluntad, energía y decisión para ponerlo
en practica, es otro tema. Más aún con la vida que llevamos, donde
es tan fácil dejarnos llevar por volátiles pensamientos de los que
ni siquiera somos totalmente conscientes.
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Tratando de retratar un
instante de claridad...
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Ahora, volviendo a esos
momentos de claridad, del más importante de ellos, que de cierta
manera "cerró" el viaje, rescato una fuerte convicción de
querer desarrollar este musculo, y por más que a alguno le pueda
parecer de otra manera, vi que aún no había ni dado el primer paso.
Me "invitaron" a
escribir, cuando aún planeaba el recorrido, a pesar de que yo me consideraba un pésimo escritor al no poder poner en palabras las ideas. Fui aprendiendo a hacerlo, durante el viaje y descubrí, no
solo que si era posible, si no que esta tarea me iba cambiando por
completo: -Esa mente desordenada y caótica que tenia, al sentarme y
tratar de poner todo lo que ocurría allí en el papel, se iba
ordenando al tiempo que se materializaban las ideas en palabras. A
veces, me pasaba de sentarme a escribir sobre alguna sensación
fuerte e inentendible hasta ese momento, y al final de la nota cada
cosa tenia su nombre y había comprendido lo que me pasaba. Era
sorprendente el cambio, de un vagar sin rumbo y sin saber porqué
hacia lo que hacia, a un entendimiento cabal de lo que me pasaba y a
lo que quería dedicar mi vida.
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¡Infinita gratitud hacia
aquellos que me recomendaron esta “practica”!
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Por esto, después de solo
dos meses de viaje, supe que ya no era necesario seguir, y que lo que
quería era desarrollar ese discernimiento para poder comprender mi
naturaleza y la de todos nosotros.
En el camino, vi como las
personas, repetidamente, vivían como en un estado similar al
sonambulismo, siguiendo pensamientos con los ojos vendados, y
sufriendo profundamente en esa incomprensión. También se me
cruzaron las grandes injusticias de estos tiempos, para con las
personas y con el medio ambiente, y el deseo de encontrarles una
solución era muy fuerte. Por mucho que le di vueltas al asunto, no
veía la forma de hacer algo duradero. En todo caso, con mucho
esfuerzo, podía colaborar en tapar un "síntoma", una
consecuencia (Salvar un río, un cerro, o a una persona, por
ejemplo).
Lo que realicé, es que la
causa, o la enfermedad de todas estas terribles situaciones, es esta
falta de claridad que tenemos, ya que si pudiésemos ver con
discernimiento los asuntos, nunca podríamos actuar de maneras que
lastimen al planeta o a los seres que viven en el, por el simple
hecho de que haciéndolo nos estamos hiriendo a nosotros mismos.
Entonces, mis inquietudes
por estos desastres ambientales y sociales, se transformaron también
en ese anhelo de claridad. Solo con esta claridad podemos tratar el
problema de raíz, y transformar el sufrimiento en felicidad, y los
desastres ecológicos actuales en una vida humana en armonía con su
madre, este planeta.
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El Río Santa Cruz, donde
están por construir dos mega-represas hidroeléctricas sin considerar
adecuadamente los irreversibles daños que esto producirá. Fotógrafo: Franco Provenzano
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